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Finance abiertas y DSP3: hacia un ecosistema financiero más integrado

La nuova normativa PSD3 evolve il concetto di Open Banking verso l’Open Finance. Il sistema finanziario si apre alla condivisione dei dati oltre i conti correnti, creando nuove opportunità di business e servizi più personalizzati
Editado por Agenda Digitale | Paolo Gatelli y Giovanni Gatti
30.04.2025
Revista
Editado por Agenda Digitale | Paolo Gatelli y Giovanni Gatti

En el actual panorama digital en rápida evolución y modelos de negocio en transformación, el sector financiero se enfrenta a retos sin precedentes y, al mismo tiempo, a oportunidades revolucionarias. La posibilidad de que los clientes compartan de forma segura los datos de sus cuentas bancarias y transacciones con terceros autorizados a través de API está reescribiendo las reglas del juego, creando un ecosistema en el que la innovación y la seguridad deben coexistir en perfecto equilibrio. El camino emprendido con la DSP2 ha permitido innovaciones fundamentales, como los pagos Embedded , aunque ha puesto de manifiesto muchos problemas críticos en la adopción y la experiencia del usuario. La DSP3, junto con otras normativas relacionadas, pretende consolidar los aspectos positivos y superar las limitaciones anteriores, promoviendo un sistema financiero más integrado, resistente y orientado a la innovación

A pesar de la fuerte inversión y las grandes expectativas puestas en la Open Banking, la PSD2 ha dado menos resultados de los esperados. La idea de abrir los datos bancarios a terceros a través de API normalizadas, fomentando una mayor competencia e innovación en el mercado financiero, se ha topado con numerosos obstáculos que han dado lugar a una adopción limitada por parte de los usuarios y a elevados costes operativos para las entidades financieras (tradicionales)

El desajuste entre los avances normativos y las necesidades reales de los clientes resultó ser uno de los problemas clave. La normativa ha obligado a compartir los datos de pago y las cuentas corrientes, sin que probablemente exista una demanda de mercado lo suficientemente fuerte como para justificar su adopción a gran escala. La agregación de cuentas bancarias, ofrecida por los AISP (Account Information Service Providers), no ha suscitado el interés esperado, debido en gran parte a problemas de seguridad, una percepción limitada del valor añadido y la complejidad de los procedimientos de acceso. Los PISP (Payment Initiation Service Providers), que debían revolucionar los pagos en línea al permitir transacciones directas sin la intermediación de las plataformas bancarias tradicionales, también encontraron considerables dificultades de puesta en marcha.

Entre las principales cuestiones críticas, el requisito de autenticación fuerte del cliente (SCA) cada noventa días creaba considerables fricciones en la experiencia del usuario, comprometiendo el acceso fluido a los servicios de banca abierta. Al mismo tiempo, la normativa exigía la implantación de interfaces de reserva para garantizar el acceso a los datos en caso de fallo de la API bancaria, lo que aumentaba los costes e introducía nuevas complicaciones técnicas.

A pesar de estos problemas, cabe destacar que la DSP2 ha dejado un importante legado, al sentar las bases para el desarrollo de las FinanceEmbedded y abiertas, fomentando la integración de los servicios financieros en ecosistemas digitales más amplios. La adopción de pasarelas API ha permitido la experimentación de modelos innovadores como el pagoEmbedded , en el que los pagos se han convertido cada vez más en una parte integral de la experiencia del usuario en plataformas de terceros, haciendo que las transacciones sean mucho más fluidas e inmediatas que en el pasado. Esta evolución ha llevado a los agentes financieros tradicionales a reflexionar sobre el valor estratégico de compartir sus API y las nuevas oportunidades de negocio que se derivan del intercambio de datos.

Con las propuestas de la DSP3, el Reglamento sobre Servicios de Pago (RSP), el marco normativo evoluciona con el objetivo de superar las ineficiencias de la DSP2 y acelerar la apertura del sector financiero hacia nuevos modelos de intercambio de datos e innovación. La dirección trazada es la de las Finance abiertas, un ecosistema en el que el valor ya no reside únicamente en los servicios bancarios tradicionales, sino en la capacidad de integrar y explotar la información financiera de forma más amplia y dinámica.

Entre las principales novedades, la supresión del requisito de la interfaz de reserva es un paso crucial para reducir costes y simplificar la implantación de API por parte de los bancos. Paralelamente, el impulso hacia una mayor normalización de las API tiene por objeto garantizar un acceso más eficiente y seguro a los datos reduciendo las disparidades en la forma en que se integran los distintos agentes. Esto no solo eliminará muchas de las barreras técnicas actuales, sino que también permitirá una interoperabilidad más fácil entre bancos, fintechs y proveedores de servicios financieros innovadores.

Por otra parte, el reglamento FIDA (Financial Data Acces), a pesar de las incertidumbres actuales sobre el calendario de aplicación y los detalles reglamentarios, podría representar un avance significativo, ampliando el concepto de Open Finance más allá de los datos transaccionales y bancarios. Además de las cuentas corrientes, el marco amplía el acceso a los datos sobre carteras de valores, productos de seguros y otros instrumentos financieros, allanando el camino para soluciones de asesoramiento más avanzadas y personalizadas. Además, FIDA introduce un mecanismo de remuneración por compartir datos, que pretende reequilibrar la relación entre los operadores tradicionales y terceros. A diferencia de la DSP2, que ordenaba el libre acceso a los datos transaccionales, la FIDA permitiría el cobro de tarifas basadas en modelos de datos fijos, basados en el consumo o basados en el valor, a través de un Modelo de Compensación, aún por definir.

En conjunto, estas medidas sientan las bases de un ecosistema financiero más integrado, eficiente y competitivo, en el que la colaboración entre los agentes tradicionales y los nuevos del mercado puede generar una oferta de servicios cada vez más avanzada y centrada en el usuario.

Sin embargo, persisten importantes retos en materia de seguridad y privacidad. Si bien el intercambio de datos financieros fomenta la innovación y la competitividad, también amplifica los riesgos de ciberseguridad, exponiendo a los bancos, las fintech y los clientes a nuevas amenazas. La creciente interconexión entre los diferentes actores hace que sea esencial equilibrar la necesidad de proteger los datos sensibles con el objetivo de garantizar una experiencia de usuario fluida y eficiente. En este contexto, la interacción entre la normativa de Open Finance y el GDPR representa una complejidad, que requiere una gestión del consentimiento que sea a la vez conforme con los requisitos de protección de datos y lo suficientemente ágil como para no obstaculizar la adopción de nuevos servicios digitales.

Para resolver estos problemas críticos, resulta esencial desarrollar modelos de consenso más dinámicos que reduzcan la necesidad de repetir la autenticación sin comprometer la seguridad de los datos. El uso de tecnologías avanzadas podría ofrecer soluciones más sólidas para la protección de la información sensible. Paralelamente, para garantizar la solidez del ecosistema de Financeiertas, se hace esencial una cuidadosa selección de socios por parte de bancos e instituciones financieras, para quienes la reputación y la confianza son pilares fundamentales en la relación con los clientes. La dependencia de proveedores externos y terceros introduce riesgos operativos y de reputación que requieren una gestión cuidadosa. Adoptar un enfoque estructurado de la seguridad a lo largo de toda la cadena de suministro de servicios financieros, mediante auditorías continuas y una evaluación rigurosa de las contrapartes, será crucial para construir un modelo de Open Finance sostenible, seguro y que genere confianza.

Finance abiertas, por tanto, representan un cambio de paradigma que está llamado a redefinir el futuro de los servicios financieros. La DSP3 y el Reglamento FIDA no son una mera actualización normativa, sino el motor de un ecosistema en el que convergen los datos, la inteligencia artificial y los nuevos modelos de negocio para ofrecer una experiencia más fluida, segura y personalizada.

Sin embargo, el verdadero éxito de esta transformación dependerá no solo de las normas, sino de la capacidad del sector para asumir el cambio con visión y responsabilidad. Las entidades financieras, las fintech y otros agentes del ecosistema tendrán que trabajar juntos para construir una infraestructura sólida en la que la innovación, la seguridad y la confianza se integren armoniosamente. Quienes puedan combinar estos elementos liderarán la próxima era del mercado financiero.