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El pasado mes de febrero, durante su intervención en la Future Investment Initiative de Miami, el presidente estadounidense Donald Trump reiteró su deseo de convertir a Estados Unidos en "la capital mundial de las criptomonedas", incluidas las stablecoins. Una revolución económica que se construirá ladrillo a ladrillo.
En la gran obra de construcción de las criptomonedas en EE.UU., la primera piedra que se acaba de colocar tiene cualquier cosa menos valor simbólico, ya que está representada por la Guía y establecimiento de la innovación nacional para las stablecoins de EE.UU.(Genius Act). Se trata del paquete normativo que, con la aprobación de la Cámara de Representantes (prevista para dentro de unas semanas), está destinado a injertar en el ordenamiento jurídico estadounidense el primer intento de regulación federal completa para las stablecoins, es decir, las criptodivisas cuyo valor está vinculado a otro activo, como una moneda plana o el oro.
Entre otras cosas porque, no ha escapado a la atención de los observadores, las stablecoins se están convirtiendo en compradores "codiciosos" de T-bonds, los títulos de deuda a largo plazo emitidos por el gobierno estadounidense con vencimientos superiores a 10 años. Pero vayamos por orden.
La Ley Genius representa la segunda incursión legislativa republicana en el mundo del stablecoin: la Cámara de Representantes ya había aprobado un proyecto similar el año pasado, pero el Senado, que entonces tenía mayoría demócrata, lo había rechazado. Sólo había que esperar. Además, como señala Reutersla industria de las criptomonedas ha gastado más de 119 millones de dólares en apoyar a los candidatos al Congreso de EE.UU. favorables a sus demandas. Dinero bien gastado a juzgar por el cambio de criterio del Senado en este asunto.
La Cámara de Representantes, por su parte, no debe andarse con remilgos, ya que lleva tiempo presionando a favor de la regulación de las stablecoins. Sigue habiendo diferencias importantes entre ambos textos: el del Senado, por ejemplo, otorga al Tesoro todos los poderes de supervisión sobre las stablecoins, mientras que el de la Cámara los reparte entre varias autoridades, incluida la Reserva Federal, pero los republicanos confían en que la síntesis llegue pronto a la mesa de Trump para la firma definitiva. Y, con toda probabilidad, ganará la versión centralizadora de la Cámara Alta, dada la relación entre el magnate y la Fed.
Uno de los aspectos a tener en cuenta en la nueva normativa, según Paolo Gatelli, senior research manager del Centro de Investigación de laUniversità Cattolica del Sacro Cuore de Milán - Cetif escuchado por Wired precisamente para entender qué escenarios se abren ahora, es el hecho de que, para estar amparados por el nuevo conjunto de normas "las entidades emisoras de stablecoins deben tener su sede en Estados Unidos". Un aspecto que, al menos virtualmente, también podría desencadenar"una migración de sedes" por parte de las fintechs de otros países.
Independientemente de ello, queda claro el deseo del legislador estadounidense de "crear un entorno apropiado para una entidad en rápida expansión" "que será regulada y controlada de forma no restrictiva", explica Gatelli. Un entorno benigno que podría "incentivar a los grandes bancos a emitir stablecoins".
Los bancos, después de todo,"no son en sí mismos reacios a la innovación", como se repite a menudo,"pero son reacios al riesgo, en parte debido a la incertidumbre reglamentaria que induce a las instituciones a esperar y ver".
La Genius Act tiene el propósito contrario: 'abre la puerta de par en par a las inversiones en stablecoins'. Y pretende precisamente convertir a Estados Unidos en la "capital mundial de las criptomonedas" que Trump ha evocado en repetidas ocasiones, si se tiene en cuenta que "la legislación de referencia vigente en Europa, Micar, es mucho más restrictiva que su homóloga estadounidense, que acaba de obtener el OK del Senado", continúa explicando el experto. Son precisamente estas diferencias las que podrían empujar a los emisores de stablecoin a trasladarse a Estados Unidos, influyendo en la geografía del mercado mundial en los próximos años.
Todo esto encaja perfectamente con otro fenómeno económico que, aunque kárstico, no ha escapado ciertamente al radar de la Casa Blanca: "las stablecoins han acumulado cantidades significativas de T-bonds", es decir, títulos de deuda estadounidense,"por valor de unos 250.000 millones de dólares". Una suma muy alejada de los 2,4 billones que poseen los fondos pero que, sin embargo, convierte al nuevo actor en términos absolutos en el segundo tenedor de deuda estadounidense", señala Gatelli.
Un soplo de aire fresco para el Tesoro federal ya quela "guerra de aranceles" desatada por el propio Donald Trump"ha provocado una desconfianza generalizada en el dólar", el activo refugio por excelencia.
"El mercado clásico en la actualidad, dada la incertidumbre debida a las siempre cambiantes proclamaciones diarias, se muestra tibio hacia los T-bonds", señala el experto. Sin embargo, mediante el pase reglamentario, "Estados Unidos encuentra y facilita una nueva fuente de financiación". Almismo tiempo ", señala el investigador Cetif , "pretende regular el tema, aunque no sea de forma favorable para los agentes económicos del sector".
Los recientes y crecientes movimientos de Trump en el sector de las criptomonedas también deben leerse en este sentido."Dado que el presidente de Estados Unidos invierte personalmente en el sector y está vinculado a ciertas monedas virtuales, el objetivo es desvanecer rápidamente el estigma social que siempre ha pesado sobre el sector". Una señal dirigida a todos: las criptomonedas son sólidas y seguras porque lo dice el inquilino de la Casa Blanca, una revisión 4.0 del viejo eslogan all-American que se repite en cada campaña electoral "¿le comprarías un coche usado a este candidato?".
"El designio del legislador estadounidense ", resume Gatelli, "es evidentemente el de alimentar el reciente interés de las stablecoins por los T-bonds estadounidenses, también porque la propia Genius Act vincula la paridad al dólar y a los bonos del Estado, en un momento histórico en el que los inversores de referencia parecen más escépticos hacia la divisa americana. Al mismo tiempo, dentro del marco normativo que sólo ofrece protecciones a las stablecoins vinculadas por sede a los 50 estados de EE.UU., se está intentando" devolver parte de la deuda dentro de las fronteras de EE.UU.". Un ambicioso proyecto para reducir la exposición de EE.UU. a los vaivenes geopolíticos que tienen cada vez más a Washington en su epicentro.
"Al menos con la aportación de las stablecoins ", explica, " intentamos mitigar las posibles fluctuaciones del valor de los T-bonds en un momento en el que hay menos prisa por comprarlos". Pero al margen de escenarios hipotéticos similares, lo cierto es que gracias a la intervención reguladora estadounidense, "las stablecoins están pasando de ser simples instrumentos de pago a verdaderos activos estratégicos". Con consecuencias que repercutirán también en otros mercados.